Resulta que tenía una tarjeta de débito que se me estaba por vencer. Por consiguiente, contacté a mi Banco para que juntos resolviéramos la situación. Me dijeron que enviarían la nueva tarjeta por correo. Pasado un tiempo, recibo en mi casilla de e-mail un correo electrónico del Correo Argentino, en el cual me detallaban un link al cual podía acceder e informarme respecto al envío de mi nueva tarjeta. La cosa es que el correo vino, pero no pudimos atenderlo. Sin embargo, dejaron una nota de envío. Por lo tanto, me dirigí al Correo del barrio para buscar la carta con la tarjeta. Cuestión que me hacen entrega de la misma. Luego, me contacto con el Banco mediante el sistema de mensajería instantánea "WhatsApp", para llegar a un acuerdo cordial, en el cual yo pudiese habilitar mi nueva tarjeta y blanquear la clave. Nos comunicamos y, mensaje va, mensaje viene, me dieron una solución. De esta manera, voy al Cajero del Banco y digito la clave anterior. A posteriori, escribo la nueva clave dos veces. Efectúo una extracción de dinero y "voilà". Para terminar de la mejor manera, fui a cierto negocio y pedí diez empanadas, pagando feliz y satisfecho con mi nueva y lujosa tarjeta de débito.
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