VIAJE 2018: Alemanas

Después de tantas idas y vueltas, finalmente llegué a Berlín. El viaje ahora se puso serio. Dejé la comodidad de Barcelona, donde estaba mi familia, para comenzar un trayecto en el que iba a encontrarme solo la mayor parte del tiempo. Yendo en el avión, la ciudad me recibió con algunos nubarrones negros. Impresiona un poco, más cuando no estás acostumbrado. Pero bueno, estaba en el aire. Más que caerse el avión, ¿qué otra cosa podía pasar? Cuestión que llego al aeropuerto Alemán, y le pregunto a unas chicas bien parecidas respecto de una cosa que me inquietaba. Mirá vos. No me acuerdo qué les pregunté, pero estaban ricas las muchachas germanas. Ah, a todo esto... yo andaba sin datos en el celular. Solo me manejaba con Wi-Fi donde conseguía. Claro, pasa que muy previo a eso había descargado convenientemente los mapas sin conexión de Google Maps, para usarlos con el GPS, que anda bien sin necesidad de pagar. El tema es que el servicio de Roaming es un robo. Aunque, hoy en día, está más difundido el chip ese que podés usar en varios países. Hubiera estado buenísimo. Sin embargo me las arreglé con lo que disponía. Así que me tomé un tren (o sea, todo lo que es transporte público ya lo había averiguado en Argentina previamente) y llegué al Hotel. Hice el Check-In, para luego ir a mi habitación. Era un espacio muy reducido pero limpio y con baño incluido. Hay otros que les gusta ir de mochileros. A mí no me gusta. Quiero estar cómodo.